Casos prácticos

AgroTech: Cultivar más con menos utilizando IoT

Daniela Rico
- 3 min read
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La agricultura es una de las prácticas humanas más antiguas. Al aprender a cultivar plantas y especies domésticas, las antiguas sociedades humanas evitaron la necesidad de desplazarse para buscar alimentos. De este modo, nuestros antepasados tuvieron la oportunidad de elegir un lugar fijo para vivir, estableciendo ciudades y sociedades más complejas. Gracias a la agricultura, la humanidad pudo centrarse en pensar en otras cosas, como el mundo que le rodeaba, dando lugar a la filosofía y la ciencia; conduciéndonos finalmente a nuestra civilización actual.

La agricultura ha sido y será una actividad fundamental para la supervivencia y la evolución humanas, pero la propia agricultura también ha evolucionado a medida que la humanidad ha ido desarrollando nuevas técnicas y tecnologías. Hoy en día, las prácticas agrícolas se enfrentan a nuevos retos que requieren métodos nuevos y más eficaces.

Los retos más importantes podrían ser el calentamiento global y la superpoblación. Debido a la superpoblación, las prácticas agrícolas deben ser más productivas para cubrir la creciente demanda. Sin embargo, el calentamiento global perjudica continuamente a los cultivos y al ganado, lo que arruina un gran porcentaje de la producción. Así pues, la vigilancia constante de los factores medioambientales, las acciones preventivas y las reacciones rápidas ante los problemas resultan decisivas para el éxito de las prácticas agrícolas.

Algunos de los factores medioambientales más comunes que deben vigilarse y controlarse en las prácticas agrícolas son la humedad, la temperatura y la luz. También son frecuentes las actividades que deben realizarse, como el riego, la fertilización, el control de plagas y la alimentación y cuidado del ganado. Este conjunto de acciones puede realizarse fácilmente en cultivos pequeños y con pocos animales. Pero, ¿qué pasa con los campos extensos con miles de animales y una gran variedad de cultivos?

Piense en el tiempo que necesitan los agricultores para cruzar los extensos campos de cada cultivo, comprobando el estado de una variedad de condiciones planta por planta y animal por animal. Podría llegar a ser realmente difícil cuando hablamos de cientos o miles, lo que implica muchos agricultores, mucho tiempo y probablemente muchos recursos desperdiciados. ¿No sería estupendo que algún tipo de tecnología pudiera hacer todas estas cosas automáticamente, con gran eficacia, ahorrando dinero y tiempo? Pues tenemos buenas noticias para ti: eso es posible gracias al Internet de las Cosas.

La mayoría de los cultivos necesitan unas condiciones ambientales especiales y controladas para crecer, con el fin de garantizar la cantidad y calidad de la producción. El IoT permite a los agricultores monitorizar en tiempo real y a distancia los cultivos, conociendo el estado y valor de parámetros determinantes para la salud de los cultivos, como la temperatura o la humedad del suelo. La monitorización es posible gracias a dispositivos sencillos y manejables que pueden instalarse a lo largo de los cultivos. Estos dispositivos recogen información de los parámetros deseados, a través de diversos sensores, y la envían a la nube para ser almacenada, visualizada y analizada con ayuda de las plataformas IoT.

Además de la monitorización, los sistemas IoT permiten la configuración de alertas, lo que significa que los agricultores no necesitan estar todo el tiempo comprobando los datos: serán alertados inmediatamente cuando se produzca un problema. En consecuencia, las acciones preventivas y correctivas pueden aplicarse oportunamente evitando pérdidas en la producción. Si se requiere una solución más compleja, los agricultores pueden automatizar acciones con la ayuda de los sistemas IoT, en función de condiciones personalizadas establecidas basadas en el comportamiento de los parámetros. Por ejemplo, en función de la humedad del suelo, un agricultor puede saber exactamente cuándo debe regarse el cultivo. En función de estos valores, el riego podría configurarse para realizarse automáticamente justo cuando sea necesario.

Alguien debe estar pensando: pero, ¿por qué no programar simplemente un día y una hora para el riego de los cultivos? Las condiciones ambientales, como el tiempo, modifican las necesidades de riego: más agua en los meses secos y cálidos, menos en los lluviosos. Analizando los datos de sensores como la humedad o la temperatura del suelo, el riego podría ser más eficiente y preciso: la cantidad necesaria en el momento adecuado, reduciendo enormemente el despilfarro de recursos.

Algunas de las aplicaciones más comunes de IoT en la agricultura son:

  • Control de la salud del ganado.
  • Seguimiento de la localización del ganado.
  • Riego automatizado.
  • Invernaderos inteligentes.
  • Control de plagas con drones.
  • Control de las condiciones climáticas (precipitaciones, humedad, temperatura, etc.)

Analizando la información recogida por los sistemas IoT es posible desarrollar prácticas agrícolas más eficientes e inteligentes para aumentar la producción y, en consecuencia, ahorrar dinero y tiempo. El IoT ofrece una gran variedad de soluciones para la agricultura, ayudando a los agricultores a tenerlo todo bajo control independientemente de lo grande que sea su explotación.